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domingo, 9 de octubre de 2011

PROXIMA 11 - INVIERNO


Según una definición que anda por ahí, el ser humano es el primate sin pelo, sin cola y sin vergüenza.

No me parece del todo errada, pero creo que es poco abarcadora.
Si pensamos que lo que nos define es nuestro ADN, la famosa molécula de la doble hélice que codifica las proteínas y otros elementos para ayudar a constituir el fenotipo, nuestra estructura corporal como organismos (genotipo expresado y desarrollado dentro de un ambiente), entonces somos el resultado de la combinación tal vez accidental de algunas sustancias.
Somos una fascinante máquina biológica, una maravillosa filigrana nerviosa, carne, sangre y extraordinario poder muscular, pero cada parpadeo, pensamiento o sensación es la consecuencia de reacciones químicas, que responden a esa lista de instrucciones que llevamos impresa. Proteínas. Maquinas moleculares formadas por cadenas de aminoácidos, que pueden aglomerarse o mezclarse entre sí.
Da un poco de vértigo pensarlo de ese modo, ¿no?
Quizás lo más incómodo de esta definición biológica es que suena tan ¿desnuda? de propósito o voluntad.
Cuesta conformarse con ella.
Parece muy apropiado que la clasificación taxonómica del humano moderno, Homo sapiens sapiens, pueda traducirse como “Hombre sabio, que sabe” u “Hombre sabio, curioso”, porque siempre tenemos el impulso de ir un poco más allá, de querer ver un poco más lejos o un poco más profundo.
Podría decirse que somos también esa búsqueda de sentido, ese hambre por conocer, por ser en nuestra forma más perfecta. Nos define nuestra cualidad de filósofos en la acepción más literal del término: nuestro amor por la sabiduría.
Pero, del mismo modo que el fenotipo es una expresión del carácter genético desarrollado en determinado ambiente, nuestra búsqueda de comprensión y conocimiento no es una empresa aislada ni individual, está condicionada por nuestros pares y nuestro entorno.
Somos en sociedad.
Y en sociedad construimos un sucedáneo de la memoria racial, una forma de pasar el conocimiento adquirido, la suma de las experiencias, de una generación a otra: la Cultura.
Y si entendemos cultura no como lo que un pueblo sabe sino como lo que un pueblo es —o una especie, en este caso—, si pensamos nuestra identidad a partir de este conjunto de características y relaciones, la definición de “humano” que buscamos puede adquirir una nueva magnitud, un aspecto totalizador, y alcanzar quizás su verdadero significado, porque esa memoria racial, nuestra expresión más genuina, va más allá de nosotros, como individuos y como sociedad: Es también una construcción del universo, una forma de leerlo, crearlo y perpetuarlo en nosotros, para salvarlo de su condición de efímero, para salvarnos a nosotros de nuestra condición de mortales.
Somos la fragilidad de esa esperanza.
Laura Ponce

domingo, 3 de julio de 2011

PROXIMA 10 - OTOÑO

“Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo”, dice Roy en Blade Runner, de Ridley Scott. Su monólogo final en esa película es probablemente uno de los más recordados: “Yo he visto cosas que ustedes no creerían. Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos c brillar en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... Como lágrimas en la lluvia... Es hora de morir”.

En la obra de Scott, los replicantes vienen a la Tierra —y se arriesgan a ser cazados— en la desesperación por encontrar a su creador y pedirle que extienda sus vidas. Hay una especie de inocencia salvaje en esos seres. Son como chicos perdidos, capaces de una gran crueldad. Hay en ellos algo fascinante y aterrador. Son como un espejo de feria, que muestra un reflejo distorsionado, pero reflejo al fin.

¿Cuánto tiempo tenemos?

La fragilidad de nuestra existencia, de nuestro bienestar, de cosas que damos por seguras, late en el borde de nuestro entendimiento, de nuestra aceptación. No es algo que negaríamos si lo analizamos racionalmente, pero no nos gusta pensar en ello.

La muerte como misterio, como vértigo, como colapso ¿final?, es inabarcable, casi insondable para la imaginación y para la palabra.

Es difícil decir que es lo que más nos asusta de ella.

Quizás sea el miedo a comprobar cuán efímeros somos, cuán permeables al olvido. Que lo que hemos sido, con nuestra desaparición, se pierda para siempre. Quizás sea el miedo a las formas de la muerte: el deterioro, la degradación de la carne y de la mente, los procesos que la preceden. Quizás sea la angustia ante la pérdida. Abandonar a quienes amamos o ser abandonados por ellos. O simplemente el miedo a lo desconocido llevado a su quintaesencia.

Sin embargo no importa cuánto se intente racionalizar ese temor, está fuera de alcance.

Aparece grabado a fuego en la base misma de nuestro instinto.

De algún modo nos define.

Tanto es así, que a veces su incursión, la repentina toma de conciencia sobre la mortalidad —una toma de conciencia cabal, inequívoca— cambia la visión que tenemos del mundo y nuestra actitud frente a él.

A veces es el inicio de un proceso en el que se reordenan prioridades, en el que la vida y el presente adquieren nuevo valor.

Una especie de renacimiento.

Y lo agradecemos como un regalo, como si nos hubieran otorgado la extensión que pedían los Nexus-6.

Pero esa toma de conciencia, por traumática, abrumadora y reveladora que terminara siendo, fue apenas un recordatorio de algo que muy en el fondo ya sabíamos.

El mundo en que vivimos a menudo nos sumerge en lo urgente apartándonos de lo importante, nos distrae con sus vanidades, y nos dejamos arrastrar indolentes por rutinas que seguimos de memoria. Y el tiempo no se detiene.

Lo único que nos queda es vivir sin miedo.

Laura Ponce

lunes, 21 de marzo de 2011

PROXIMA 9 - VERANO

En biología, se le llama Evolución al conjunto de transformaciones o cambios a través del tiempo que ha originado la diversidad de formas de vida que existen en la Tierra a partir de un antepasado común.

En filosofía, es la doctrina que explica todos los fenómenos, cósmicos, físicos y mentales, por transformaciones sucesivas de una sola realidad primera, sometida a movimiento intrínseco.

Podría decirse que es una forma de entender el proceso de la Vida

Es un concepto complejo e interesante, y ha sido planteado en la Ciencia Ficción de muchas maneras. A veces como cambios que surgen en sujetos aislados o en minorías dentro de una sociedad (“Más que humano”, “Mutante”, “La radio de Darwin”, los X-Men) y otras veces como procesos experimentados por la especie entera (“Gataca”, “Cysmatrix”, “La Edad de Oro”).

Richard Mc Kenna, en “Regresa, cazador”, describe una forma de vida zoofita de alcance planetario cuya existencia pacífica y sin cambios se ve alterada por la llegada de humanos, que pretenden erradicarla para replantar ese mundo con especies terrestres. El cuento narra el modo en que la forma de vida “evoluciona” debido a su interacción con los humanos, narra el modo en que ese agente dañino se vuelve catalizador e ingrediente en el proceso mediante el cual la zoofita alcanzará un estadío más complejo y superior (es una simplificación reprochable de un cuento sobre el que podrían escribirse monografias, pero me parece que sirve para ilustrar el ejemplo).

El punto es que no resulta fácil ver venir esos cambios, identificar esos catalizadores o predecir el efecto que han de provocar. Puede ser que como humanos nos hallemos en este momento a punto de subir al próximo escalón evolutivo. Pero es casi imposible pensarlo como un cambio que afecte a unos pocos y no al total de la especie.

Cuando vemos testimonio de los logros humanos (la exploración espacial, el mapeo del ADN, las grandes obras arquitectónicas) lo que contemplamos no es la obra de humanos sino de la Humanidad. No es que cualquiera de nosotros individualmente pudo haberlos alcanzado; por más que detrás de ellos se pueda identificar la labor de un puñado de genios impulsadores, esas obras son el fruto de la Cultura Humana, de la suma de todos los saberes y voluntades que nos precedieron.

Hemos trascendido nuestro lugar biológico como miembros de una especie para conformar sociedades y culturas, que a su vez interactúan y se realimentan. Hoy más que nunca la humanidad es un ente global, con individuos más relacionados y comunicados que en cualquier otro momento de la historia. La tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de adaptarnos a ella. Somos testigos, artífices y sujetos de cambios cada vez mayores, cada vez más rápidos. Es fácil sentir que estamos siendo llevados a un lugar que no comprendemos. Es fácil suponer que podría no gustarnos aquello con lo que nos encontremos una vez allí. Pero detenernos no parece ser una opción.

Nuestro destino es seguir aprendiendo y cambiando.

Nuestro destino es ir más allá.

Laura Ponce

viernes, 28 de enero de 2011

PROXIMA 8 - PRIMAVERA

La ciencia ficción —decía Arthur Clarke— es sobre todo la literatura del cambio, y el cambio es lo único de lo que podemos estar seguros hoy, gracias a la continua y creciente revolución científica. Al trazar el mapa de los futuros posibles o imposibles, el escritor de ciencia ficción puede prestar un gran servicio a la comunidad. Estimula en sus lectores la flexibilidad mental.

Y es un servicio en verdad importante, porque lo primero que suele producir el cambio es miedo.

El miedo no es malo en sí mismo. Igual que el dolor, funciona como sistema de alarma. Está diseñado para protegernos de daños potenciales, para resguardar nuestra integridad física y emocional, es vital para la autopreservación.

Sin embargo, llevado al extremo, el miedo enceguece, es capaz de generar las reacciones más violentas, o de paralizar hasta la muerte.

Funciona como respuesta instintiva, individual, pero también como respuesta social, ya que la reacción al miedo es también una construcción cultural, donde la búsqueda de estabilidad es muy importante.

Así, la idea misma de lo desconocido puede volverse insoportable.

Hace poco leí un artículo de Cory Doctorow sobre Singularidad, que comentaba las ideas de Ray Kurzweil.

Definiendo “singularidad” como un evento a partir del cual deja de ser válido el conjunto de reglas que operaba hasta entonces, la “singularidad tecnológica” sería un punto a partir del cual una civilización tecnológica alcanzaría una aceleración tal del progreso técnico que provocaría la incapacidad de predecir sus consecuencias. El evento que postula Kurzweil (inventor, futurista, personaje controvertido) es la digitalización de la conciencia humana. Pero lo que me pareció más interesante es lo que Doctorow (periodista, escritor, activista) dice acerca del avance tecnológico y del temor, de la forma en que los organismos de control se desesperan por pautarlo y de las medidas de violencia irracional que son capaces de instrumentar para mantener el status quo.

Todo viene del miedo.

Y su detonante está en la parte de la frase que habla de la incapacidad de predecir las consecuencias.

Porque no se trata de saber que tal o cual tecnología terminará trayendo algo malo sino, justamente, de no saber. Esa oscura promesa viene a nosotros con la fuerza de lo intolerable.

Especular con las diferentes posibilidades que puede traer el cambio parece ser nuestra única manera de defendernos de la irracionalidad del miedo. Ejercitar el pensamiento crítico, mantener la mente ágil y bien dispuesta, tratar de acceder a la mayor cantidad posible de información desde las más variadas fuentes, participar del movimiento del cambio en la medida de nuestras posibilidades —siempre hay un modo—, y no rendirse, no dejarse paralizar.

Este número de PROXIMA, con el que completamos el segundo año de la revista, está dedicado al temor a lo desconocido.

Siempre está presente, siempre nos acecha, desde su forma más primordial y hermanadora hasta la que se presenta atomizada detrás de los desafíos personales.

Pero enfrentarlo, sobreponernos a sus limitaciones y afrontar el riesgo, es lo que nos impulsa hacia adelante.

Es lo que nos permite trascender.

Laura Ponce

PROXIMA 7 - INVIERNO

En el editorial anterior comentábamos que hay en el ser humano una búsqueda de sentido, una honesta búsqueda de la verdad, no de una verdad o de la verdad acerca de una cosa sino de La Verdad.

Esa búsqueda es tan vieja como la humanidad, guiada por motivaciones primordiales, y la mayoría de las veces se realiza a tientas y por caminos tangenciales, porque surge del inconciente.

Los sueños pero también los cuentos y fábulas (los sueños de la humanidad), el arte en sus distintas expresiones, son vehículo de estas motivaciones que se expresan a través de lo que Carl Jung llamó “arquetipos”.

Jung, en su teoría de inconciente colectivo, establece que existe un lenguaje común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos con los que se expresa un contenido de la psiquis que está más allá de la razón.

Los arquetipos son esas imágenes primordiales, representaciones que expresan simbólicamente estos motivos y tendencias innatas en el hombre y que somos capaces de reconocer intuitivamente al apreciarlas en historias, pinturas, películas, incluso dibujos animados.

Con esos símbolos y con esos arquetipos (la sombra, la máscara, el triángulo, el ave, etc.) se ha construido la cultura y puede rastrearse testimonio de ello hasta el arte paleolítico. Pinturas rupestres como la de la cueva de Lascaux, con su hombre con cabeza de pájaro, o los mitos de los chamanes de Siberia que se visten de ave para vagar por el mundo de las visiones, o las imágenes del libro de historieta “Nocturno” son ejemplos de su continua vigencia: hay una especie de referencia mental, algo que nos permite hacer una conexión inmediata, y relacionar esas imágenes con la búsqueda de trascendencia, con la capacidad de viajar entre éste y otros mundos, con alzarse por encima de lo cotidiano.

El contenido de este número de PROXIMA está dedicado ese eterno juego entre verdad y apariencia, al arte y la representación, y a ese lenguaje común que nos une a todos.

Porque es evidencia de nuestra identidad grupal.

Pareciera que como individuos nuestra vida es efímera, intrascendente y sin huella en el mar de la historia; a veces es difícil ver significado en nuestros esfuerzos cotidianos; pareciera que en el devenir y perecer de vidas y culturas, no somos gran cosa.

Sin embargo somos parte de algo mayor, somos parte de la experiencia humana, de una especie de ente colectivo, de algo que vive y permanece, algo que nos ha precedido y que nos sobrevivirá. Y, pese a su vastedad, ese algo no es indiferente a nuestra existencia. Aprende a través de nuestras experiencias y relaciones. Somos agentes en su búsqueda de entendimiento. No perdamos de vista que nosotros podemos enriquecerlo.

Laura Ponce

PROXIMA 6 - OTOÑO

En algún rincón apartado del Universo rutilante, configurado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro donde animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue aquél el minuto más arrogante y mendaz de la Historia Universal; pero tan sólo un minuto, en fin... Así comienza “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, de Friedrich Nietzsche; un comienzo muy CF, por cierto.

El artículo habla, entre muchas otras cosas, acerca de la formación de los conceptos, la búsqueda de la verdad y las herramientas de la ciencia. Afirma que el lenguaje es falaz desde su concepción porque sólo provee pobres y equívocas representaciones, ya que las palabras son sólo metáforas y las clasificaciones de verdad y mentira, acuerdos sociales. Sin embargo, defiende las formas del arte y la capacidad de mitificación como modos válidos de aproximarse a la verdad y al entendimiento, porque comienzan por admitir su condición de representaciones.

Eso me pareció especialmente interesante, y muy aplicable en particular a la Ciencia Ficción, que por definición reúne todas esas características.

Y me hizo acordar al discurso que dio Rolando Condis, el autor del cuento ganador en la entrega de premios del concurso “Ciencia Ficción y Vocación Humana”, hace unas pocas semanas. Él proponía recuperar el valor de la palabra desde sus distintas acepciones (la palabra empeñada, la que no se lleva el viento, la que no puede ser reemplazada por imágenes), Decía que el lenguaje, la búsqueda de comunicación, es parte de nuestra vocación más propia, de ese impulso que nos empuja y nos convoca desde lo más profundo, para ser simplemente humanos.

Las palabras siempre me han parecido elementos fascinantes: cajitas de sonido o conjuntitos de signos a los que cargamos de significado. Juntas, como hilos en un tapiz o engranajes de una preciosa maquinaria, son capaces de pintar representaciones complejas que nos conmueven, encienden nuestra imaginación y movilizan nuestra mente, que son reflejo del deseo de comunicarnos.

Creo que la capacidad de armar historias nació casi al mismo tiempo que el lenguaje, y éste casi al mismo tiempo que la vida en sociedad. La capacidad de especular acerca del futuro o del modo en que podrían enfrentarse los cambios, no debe haber tardado mucho más, porque la imaginación y la capacidad de anticipación son características de la inteligencia.

Siguiendo esa línea de pensamiento, deseo de comunicación, lenguaje y Ciencia Ficción, se ven emparentados directamente con ese “impulso por la verdad” característico del ser humano del que hablaba Nietzsche, con esa “vocación” de la que hablaba Condis, porque con su doble juego entre realidad y representación, la CF se caracteriza por brindarnos historias extraordinarias con las que podemos tanto evadirnos como buscarnos profundamente, historias con las que podemos pretender que hablamos de otros que no somos nosotros, con las que podemos participar de una mítica común, con las que podemos ser testigos y protagonistas de nuestro tiempo... Historias con las que podemos buscar, explorar, intentar aproximarnos al entendimiento de nosotros mismos, de nuestros semejantes y de universo que nos rodea.

Quizás sea cierto que tal entendimiento nos está negado por ser lo que somos y por poseer tan torpes herramientas, pero estoy convencida de que la búsqueda vale la pena por sí misma.

Laura Ponce

PROXIMA 5 - VERANO

A veces me cuesta creerlo: hace un año ya desde que PROXIMA salió por primera vez.

Parece que fue ayer cuando la vi nacer, tomar forma y sustancia a partir de lo que había sido apenas una idea.

El deseo de sacar una revista estaba desde hacía tiempo, pero era un deseo vago, como decir: “qué lindo que sería ganarse la lotería”, por ejemplo. Sin embargo un buen día empecé a ver que podía hacerse, que no era algo tan lejano, que las posibilidades materiales estaban a nuestro alcance. Que insumiría mucho trabajo, eso seguro, y que hacerla como queríamos hacerla no iba a ser fácil, pero que no era irrealizable.

A partir de entonces sólo hubo un rumbo posible.

Y es que si uno se encuentra ante la oportunidad de concretar aquello que anhela, que piensa que le abrirá las puertas a un mayor y mejor aprendizaje, no puede dejar de hacerlo.

Este proyecto se concibió desde un principio como una familia en expansión, como una casa de puertas abiertas, como un espacio de encuentro, de creación y difusión, donde el “objeto revista” es la representación material y el reflejo o testimonio del proceso que se da detrás de ella. Y para mí es un placer comprobar cada día el crecimiento de ese proyecto, un crecimiento lento pero sostenido.

Sin prisa pero sin pausa va sumándose gente nueva: escritores, ilustradores, distribuidores...

La familia PROXIMA crece.

Por eso los animamos a hacer sentir su presencia, porque todos y cada uno de los que forman parte de esta familia —como colaboradores, como lectores, como amigos de la casa— tienen algo que sumar.

Hágannos llegar sus opiniones a través del correo de lectores o del blog de la revista.

Participen en la difusión de lo que hacemos: si la revista les gusta, coméntenla, recomiéndela, regálenla; no van a quedar mal.

Tomen un rol activo en la continuidad y crecimiento del proyecto.

Estamos entrando en nuestro segundo año y todo está por hacer.

Sean parte de la construcción de ese futuro que ya está frente a nosotros.

Laura Ponce

PROXIMA 4 - PRIMAVERA

PRIMAVERA


Hace unos días, mirando el contenido de este número antes de cerrar la edición, recordé la tarde lejana en la que el coordinador de un taller literario, a quien yo le había dicho que me interesaba escribir Ciencia Ficción, me respondió: “¿Para qué? No hay nada más que decir sobre eso; es obvio que después de “2001” el tema está agotado”. Me acuerdo del modo en que la frase me golpeó, me dejó sin palabras; yo sabía que no podía ser cierto, pero lo decía alguien supuestamente autorizado, y como una verdad que no admitía réplica... Volví a casa y me senté frente a la biblioteca, contemplé los casi setecientos volúmenes, muchos de Ciencia Ficción, buena parte de ellos escritos y publicados después de “2001: A Space Odyssey” (1968), la mayoría dedicados a lo mejor que puede hacer un libro: encender la imaginación, poner la mente en movimiento, incentivar la especulación y empujarnos más allá de los límites de lo conocido. Y al final sonreí, convencida de que lo único obvio era que ese taller no era para mí.

El contenido de este número es clara evidencia de que aquella afirmación de que el tema “estaba agotado” no podía ser menos cierta.

Y también lo es la mera existencia de PROXIMA.

Porque esa existencia se sostiene en la convicción de que, además de la rica tradición que la antecede, hay hoy por hoy una interesante y variada producción en la Ciencia Ficción de habla hispana, producción que merece ser difundida y alentada.

Con éste, completamos los cuatro números del primer año, y mirando hacia atrás podemos decir que hemos vivido días interesantes, llenos de desafíos y nuevas experiencias, de asumir riesgos y de confirmar que valía la pena hacerlo; ha habido uno que otro sinsabor, es cierto, pero el saldo final es muy positivo y nuestros anhelos están intactos.

Emprendimos este proyecto con el deseo de generar un espacio nuevo y diferente, con el deseo de llegar a un público distinto y de lograr que cada vez más gente quisiera participar.

Es una alegría ver que, sin prisa pero sin pausa, eso está sucediendo.

Como una primavera, que una vez iniciada no puede volver atrás.

Por esa razón, no se dejen convencer por los que —desde hace mucho, mucho tiempo— vienen profetizando el fin o el sin sentido de esto que tanto nos gusta. La Ciencia Ficción es un modo de mirar y de analizar el mundo y a nosotros mismos, de tratar de entender los cambios y lo que nos depara el futuro, como especie, como sociedad y como individuos.

¿Cómo podría ser un tema agotado?

Lean, piensen, escriban, debatan, mantengan la mente abierta; todavía hay mucho por decir y por hacer dentro de la Ciencia Ficción.

Laura Ponce

PROXIMA 3 - INVIERNO

TRAYECTORIA Y TRASCENDENCIA


En este mes de septiembre está cumpliendo 20 años la Revista AXXÓN, la primera revista digital de Ciencia Ficción creada en habla hispana.

A fines de los ´80 comenzó su distribución gratuita en discos 5 ¼: uno iba con su floppy disc a alguno de los lugares que la distribuían (en esa época, los únicos negocios en los que había computadoras eran las casas de computación) y le copiaban el nuevo número, y eso era todo. Una maravilla.

Eran años de mucha actividad en el medio, pero después vendrían los ´90, la crisis —política, económica, cultural—, el corralito, la recesión y todo lo que ha hecho memorables los años más recientes para quienes vivimos en la Argentina.

Y sin embargo, durante ese tiempo AXXÓN, que llegó a tener cerca de cien distribuidores, y en varios países, se las arregló para encontrar su espacio en la red, para prosperar, cambiando y creciendo, hasta convertirse en un sitio web enorme con muchas otras secciones aparte de la revista, con noticias, historietas, galería de arte, incluso un barrio entero construido a base de historias fantásticas. Se las arregló para seguir difundiendo y divulgando, generando debate e intercambio de información, haciendo sentir su presencia en reuniones, talleres literarios, listas de correo...

Su director, Eduardo Carletti, ha realizado un trabajo extraordinario durante todos estos años, pero no se trata sólo de él: un gran número de personas ha pasado por el sitio participando, sumando su esfuerzo, colaborando, para que el portal se convirtiera en lo que es hoy.

Recuerdo que cuando di con el portal por primera vez —recién hace unos pocos años—, quedé maravillada. Deduje, naturalmente, que había un ejército de personas trabajando detrás de él. Y aunque de algún modo eso es cierto (lo que se ve allí es el fruto del esfuerzo de muchos), me sorprendió saber después cuán reducido era en realidad el grupo estable y cuanto más lo es ahora.

Creo que lo que ha sostenido a AXXÓN durante todo este tiempo, lo que sostiene este tipo de emprendimientos nacidos del deseo y llevados tan a pulmón, es el apoyo y la participación de la gente.

Eso es necesario para durar, para persistir en el esfuerzo, para vencer la entropía, pero imaginen cuánto más necesario es si uno se vuelve ambicioso y además de durar quiere crecer, mejorar, trascender.

Es imprescindible que aquellos que disfrutan de estos proyectos, aquellos a los que les interesan, tomen un rol activo. Siempre hay un modo de involucrarse. Siempre hay un modo de ser parte, si uno lo desea. Eso es lo que los convierte en algo vivo. Eso, en definitiva, es lo que decide su futuro.

PROXIMA está iniciando ahora ese mismo camino.

Involúcrense, participen, sumen su esfuerzo al esfuerzo de otros.

No dejen pasar la saludable oportunidad de colaborar en la construcción de los espacios que desean.

Laura Ponce

PROXIMA 2 - OTOÑO

LA IMPORTANCIA DE REUNIRSE


Las ventajas que brindan internet y la comunicación a distancia son innegables, sin embargo nada supera todavía el contacto personal.

Tres meses atrás, justo a tiempo para el lanzamiento de PROXIMA, se reanudaron las Tertulias de Buenos Aires, que se realizan el primer viernes de cada mes.

Hace poco, el 1ero. de mayo , la revista electrónica NM cumplió tres años y los festejamos reuniéndonos con su editor, Santiago Oviedo, escritores, lectores y colaboradores de la revista, con todo y brindis.

Mientras escribo este editorial se está organizando la primera reunión del Club AVENTURAMA, destinada a que se conozcan entre sí los autores que colaboran con esa revista, algunos de mucha experiencia y otros nóveles.

También se está organizando una reunión de PORTICOCF, grupo yahoo dedicado a la Ciencia Ficción. Las reuniones porticanas han incluido memorables asados, salidas al cine, búsquedas de libros y despedidas de año, y ésta promete no ser menos.

Y lo mejor del caso es que estos nuevos encuentros empiezan a fructificar: han surgido intercambios, proyectos, colaboraciones...

Y estoy segura de que es sólo el principio.

Vivimos tiempos interesantes, de renovada actividad. Es importante reunirnos. Buscar la siempre enriquecedora experiencia de consolidar un grupo humano.

Encontrarnos, vernos, mantenernos en contacto y recibir siempre a aquellos que quieran sumarse para participar, compartir, debatir e intercambiar: Creo que ese es el camino.

Se está abriendo un nuevo espacio y será lo que hagamos de él.

Laura Ponce

PROXIMA 1 - VERANO

Cuando empecé a imaginar este proyecto, me dije que quería hacer la revista que a mí me gustaría comprar y, al intentar definir qué características debía reunir, lo primero en mi mente fue: “tiene que traer cuentos como LA ERA DE ACUARIO”. Considero ese cuento en particular como un fino ejemplo de la mejor literatura, dentro y fuera de la Ciencia Ficción o del género Fantástico, y me dí cuenta de que con ese pensamiento acababa de perfilar la línea editorial.

Después comencé a pensar en la cantidad de material que había para publicar y en los autores talentosísimos cuyo trabajo yo conocía, trabajo que merecía ser difundido, pero que también merecía más que eso: merecía ser alentado y potenciado, merecía ser considerado en conjunto y no como obras o creadores aislados, merecía ser considerado como parte de algo mucho más grande, algo que está pasando aquí y ahora.

Para eso llega PROXIMA.

Su propósito es generar un espacio fresco y nuevo, activo.

Albergará tanto a autores reconocidos como a nuevos talentos, los acompañará en sus aventuras espaciales, en sus búsquedas interiores o cuando desafíen los límites de la realidad, y les ofrecerá un sitio donde exhibir sus mejores trabajos.

En esta galería, ustedes, los lectores, hallarán relatos e imágenes crudos y fascinantes, de esos que inquietan, conmueven, cuestionan, de esos que no se olvidan con facilidad, y serán testigos de cómo el futuro comienza a hacerse presente.

Bienvenidos.

Pasen y vean.

Laura Ponce